Juan Roldán, CEO de Wattson Charge, destaca que la implementación progresiva de la Ley del Cambio Climático y Transición Energética, junto con la reciente prohibición de la Unión Europea de vender vehículos de combustión a partir de 2035, está obligando a muchas empresas a desarrollar nuevos planes estratégicos. Estas empresas incluyen distribuidoras, servicios de última milla, taxis, VTCs, gestores de flotas, empresas de alquiler y compartición de coches, entre otras.
La regulación está impulsando a estas compañías a electrificar sus flotas, especialmente en ciudades grandes y eventualmente en todo el país. Esta transición implica inversiones significativas en nuevos vehículos eléctricos y en infraestructura de carga, lo cual preocupa a muchas empresas por su impacto potencial en la rentabilidad e incluso en su viabilidad a largo plazo.
En España, específicamente, existe una escasez notable de puntos de recarga eléctricos. Aunque se esperaban 45,000 puntos para finales de 2022, solo hay 18,000 disponibles actualmente, y el 20% de estos están fuera de servicio por falta de mantenimiento u otros problemas. Esto deja al país con una infraestructura deficiente en comparación con otros países de la Unión Europea, con solo 1.1 puntos de recarga por cada 100 kilómetros de vía.
Uno de los mayores desafíos que enfrentan estas empresas es la posibilidad de que sus vehículos eléctricos se queden inactivos debido a la falta de puntos de recarga operativos. Esto es especialmente problemático en áreas suburbanas y rurales donde la infraestructura de carga aún no se ha desarrollado adecuadamente.
Para abordar estas preocupaciones, Juan Roldán subraya la importancia de los cargadores móviles ultrarrápidos. Estos dispositivos pueden suministrar energía suficiente para recorrer 100 kilómetros en menos de cinco minutos, lo que representa una solución eficaz para empresas que necesitan movilidad continua sin depender de infraestructuras fijas de recarga. Este enfoque elimina la necesidad de tener puntos de carga en cada ubicación operativa y permite a las flotas realizar recargas de manera flexible y conveniente.
En resumen, Roldán argumenta que la adopción de cargadores móviles ultrarrápidos es fundamental para mitigar los desafíos derivados de la transformación hacia vehículos eléctricos en las flotas comerciales. Estos dispositivos no solo reducen la preocupación por la falta de puntos de recarga, sino que también minimizan los costos asociados con la inactividad de los vehículos eléctricos debido a baterías descargadas.
